Hoy inauguramos nuestra sección de entrevistas. En ella conversaremos con grandes personalidades del mundo del guión, y vamos a estrenarnos con una invitada de lujo: La abuela de Dani Écija.
Antes que nada, quisiera aclarar que no se trata de ninguna
pariente real del señor Écija. Al principio nosotros también incurríamos en ese
error de interpretación. Cada vez que oíamos eso de “para que una serie
funcione tiene que gustarle a la abuela de Dani Écija” dábamos por hecho que esa señora presumía, en
efecto, de algún vínculo sanguíneo con el rey midas de la televisión patria.
¡Pero no!
Tras meses y meses de procrast... investigaciones
descubrimos que “la abuela de Dani Écija” es una criatura mitológica,
omnisciente, casi sobrenatural... a la que muy pocos mortales pueden acceder.
Sólo los directivos de las televisiones más importantes suelen contar con dicho
privilegio. Peregrinan hacia su morada para testear sus productos y recolectar
perlas de sabiduría arcana.
Por todo ello es un honor poder colgar aquí, en exclusiva,
esta entrevista.
Lo más complicado fue localizar su vivienda. Debía de
tratarse, necesariamente, de un lugar que reflejase la idiosincrasia de todos
los españoles: Una zona residencial de chalets ubicada en una barriada con
fachadas de ladrillos y tendederos con ropa hortera y chabolas coronadas por un
bosque de antenas parabólicas de entorno bucólico en pleno centro de Madrid.
Una vez encontré el piso y/o chalet en cuestión (cuya
dirección real, por cuestiones de seguridad nacional no revelaré a nadie) toqué
al portero automático y le eché más cara que espalda (un súperpoder que todos
los canarios deberíamos tener hiper-desarrollado pero que yo, siendo canario
adoptivo, quizá no he cultivado lo suficiente)
Imaginad mi estupor al descubrir que al otro lado de ese
telefonillo me esperaba una señora agradable, sencilla, haciendo gala de esa
cualidad que sólo está al alcance de gente como Su Majestad el rey, o el Dalai
Lama: Es muy campechana.
Me hizo pasar a su casa. Un primer vistazo a la sala de
estar disipó cualquier duda que pudiese sobrevivir en mi cabeza: Estaba en el
lugar correcto. Aquella estancia era un templo erigido en honor a la España más
hortera, más auténtica: Figuritas de porcelana; cuadros bordados con escenas de
caza, con ciervos sórdidos; una pequeña estantería con toda la bibliografía del
negro de Ana Rosa Quintana, con ese marco de fotos abigarrado que aún conserva
la foto de la modelo con la que lo vendían en el bazar chino...
... y en medio de todo ello, la televisión encendida, a
todas horas, como un ruido de fondo, como un animal de compañía, como la pecera
de una marisquería.
La buena señora me sirvió una generosa merienda, disponiendo
el paquete de café, el cartón de leche y la caja de galletas estratégicamente
colocados para que se leyeran bien las marcas (cuestión de product placement)
Yo iba con prisa, porque había dejado descargando en casa
una peli de japonesas lamiendo pomos de puertas, así que fui directamente al
grano:
Juanjo: Muchas
gracias por concederme esta entrevista, “abuela de Dani Écija”. No sé si conoce
nuestro blog. Nuestro cometido es enseñar a los guionistas a procrastinar.
Abuela: Pero eso
lleva siglos inventao, cariño. Un ejemplo: ¿Sabes por qué en todas las series
españolas tiene que haber un bar?
Juanjo: ¿Por qué,
señora “abuela de Dani Écija”?
Abuela: Pues pa que
podáis escribir sin tener que documentaros. Como os pasáis to el día en el bar,
pues hala, ya no tenéis que poneros a estudiar. Podéis plagiar cualquier gracia
que digan los parroquianos y listo.
Juanjo: ¿En serio?
Abuela: ¡Que sí,
majo! Uno de los grandes inventos de la prostrascrinación ésa es lo de “escribe
sólo sobre lo que conoces”. Eso se inventó pa los vagos que necesitan excusas.
Juanjo: ¿Excusas?
Abuela: ¡Pues claro!
Así en vez de documentarte, respondes que tu profesionalidad no te permite
escribir sobre eso, y a cascarla.
Juanjo: Pero... ¿no
podría salirnos el tiro por la culata con ese argumento? Me explico: A lo mejor
esa afirmación, implícitamente, nos obligaría a los guionistas a acumular
experiencias de todo tipo y saber de muchos temas distintos para poder realizar
nuestro trabajo de manera más competente...
Abuela: Yo una vez
me follé un radiador.
Juanjo: ...
La buena señora aprovecha la pausa en la conversación
para cambiar de canal, y recoloca el brick de leche en la mesa, para componerlo
en sección áurea.
Juanjo: Bueno,
cambiemos de tema. La gente que manda en las televisiones afirma que para que
algo funcione en televisión aquí en España, tiene que entenderlo usted.
Abuela: Eso dicen,
sí.
Juanjo: ¿Entendió
usted el final de Lost?
Abuela: No. ¿Lo
entendiste tú?
Juanjo: ...
Abuela: ...
Juanjo: ¿Por qué
cree usted que en España no pueden hacerse series como las de la HBO, o como
las actuales series inglesas?
Abuela: Porque sois
todos unos paquetes.
Juanjo: ¿Perdón?
Abuela: Que no
tenéis talento, chato. Y si lo tuvierais no andaríais perdiendo el tiempo aquí
en España. Ya os habrían fichado para joyibú y estaríais escribiendo pelis de
tsunamis.
Juanjo: ¡Pero eso no
es justo, señora! A nosotros nos hacen escribir “a la española” porque resulta
que aquí lo único que tiene audiencia es la ficción “a la española”.
Abuela: CSI, House,
Los Pilares de la Tierra...
Juanjo: ...
Abuela: Anda, deja
de dar rodeos, majo, que ya sé que llevas media hora deseando preguntármelo.
Juanjo: Está bien.
¿Qué opina sobre el polémico final de “Los Serrano”?
Abuela: Las primeras
versiones de ese final funcionaban mucho mejor, pero luego fueron censurando y
recortando, y se perdieron muchos matices.
Juanjo: ¿Qué tipo de
matices?
Abuela: Verás, el
primer montaje era tal que así... De repente Resines despertaba, descubría que
todo había sido un sueño... pero veía a todos sus familiares algo cambiados. Y
lo de Teté, sobre todo... De repente a la moza le habían crecido todas las
femenidades de la noche a la mañana... y Resines, pues claro, se ponía palote
al ver a la moza así, de la impresión... Se le marcaba la erección en el
pantalón del pijama.
Juanjo: ¿Delante de
Belén Rueda?
Abuela: Sí. Y
entonces la Belén Rueda se cabreaba, empezaban a insultarse, luego pasaban a
las manos... Finalmente Resines agredía (en defensa propia) a Belén Rueda con
un destornillador (la marca del destornillador se podía ver muy claramente) y
de esa manera le desgarraba la máscara.
Juanjo: ¿La máscara?
Abuela: Sí...
Resulta que ninguno de esos presuntos familiares lo era en realidad. Eran todos
clones de Amparo Baró enmascarados. El mundo estaba inmerso en una guerra
mundial, por culpa de una clonación en masa de Amparo Baró que se les escapó de
las manos. Y sólo Resines tenía en su cabeza, sin él saberlo, la información
necesaria para que los clones de Amparo Baró ganasen la guerra. ¿Entiendes,
chato? Todos estaban fingiendo, haciéndole creer que había pasado sólo un día y
que todo seguía igual. En realidad no le tenían en su casa de verdad, sino en
un laboratorio que la reproducía hasta el más mínimo detalle (y donde todas las
marcas de todos los productos estaban a la vista)
Juanjo: ¡Joder!
¿Como en aquel capítulo de “V”?
Abuela: Un poco sí.
O como en aquel guión de Roald Dahl, con un toquecito de “Desafío Total”, la de
Verhoeven, no las cosa ésa descafeinada que estrenaron hace poco.
Juanjo: ¡¡Guau!!
Abuela: Sí... “Los
Serrano” era una serie muy Philip K. Dick.
Juanjo: Muchas
gracias por su tiempo, “abuela de Dani Écija”. Ha sido un placer. Y el café
marca Hacendado con leche Pascual estaba riquísimo.
Abuela: Sois unos
paquetes. Todos.
¡¡Joder con el final alternativo de Los Serrano!! ¿Y la abuela de Dani Écija no podía haber movido un poco sus influencias para que se respetase esa versión? No sé... como líder de opinión creo que es parte de su responsabilidad...
ResponderEliminarLo mismo pensaba yo, pero según tengo entendido, la abuela de Écija no es la única líder de opinión. También está la madre de Goyo. Dicen que si las pones a luchar a la una contra la otra, son como los caballeros de oro en "Caballeros del Zodiaco": Estarían eternamente compitiendo sin que ninguna derrotase a la otra.
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